3er Encuentro de Delegados LMC Argentina

Durante el fin de semana del 20 al 22 de julio tuvo cita en la ciudad de Orán, provincia de Salta, el 3º Encuentro de Delegados LMC Argentina. Como ya es costumbre, los enviados en representación de cada comunidad, se sentaron a la mesa a revisar el camino recorrido, intercambiar ideas y planificar pensando en lo que viene. No obstante, tuvieron su tiempo para visitar un barrio de la comunidad anfitriona y conocer una parte de la labor misionera que allí se lleva a cabo. 



“Quiero que vivan la caridad intensamente”.
Beato José Allamano, “Los quiero así”, pág. 186.

Días de comunión se vivieron en San Ramón de la Nueva Orán, localidad en la que se llevó a cabo el 3er Encuentro de Delegados LMC - IMC de Argentina. Después de seis meses de trabajo misionero en cada una de las comunidades donde trabajan los LMC, los delegados se reunieron para compartir, evaluar y planificar en un contexto de misión y oración. La sede de dicho encuentro fue la casa de retiro “Santa María de Zenta”, espacio designado por el grupo anfitrión y organizador.

Se debatieron temas como las luces y sombras que se atraviesan en las comunidades, enriqueciéndose todos los participantes con las conclusiones; un ejemplo de ello es la importancia de dialogar frente a los conflictos internos y externos sin anteponer prejuicios. Además se informó sobre la organización, avances hasta el momento, de la próxima Asamblea LMC a realizarse en enero próximo en la provincia de Buenos Aires. También se debe destacar las propuestas, y expectativas que derivan de ellas, tales como avanzar en la realización de un encuentro zonal entre LMC-IMC-MC, por lo menos una vez al año. Bajo la misma modalidad se propuso desarrollar misiones zonales en vistas a una misión nacional en 2014, tema a tratarse en la agenda de la Asamblea Nacional. Es importante destacar el análisis que se realizó sobre los objetivos planteados hasta 2013, se observó cuánto se ha avanzado en ellos en vista a una próxima reestructuración. Rememorando, dichos objetivos eran “afianzar la identidad LMC, acrecentar el número de integrantes y articular la formación en cada comunidad”.

Mención aparte merece la lectura, el análisis y las propuestas que se realizaron al borrador de “Normas de funcionamiento LMC”, un documento que pretende marcar pautas decisorias en la vida de un LMC. Allí se observaron aspectos como la inclusión del perfil del LMC, el decálogo, la identidad, la organización, entre otros. Este borrador tendrá su formato final en la próxima Asamblea donde los participantes tendrán el enorme desafío de aprobarlo o no. Se consideró que el trayecto realizado hasta el momento ha permitido crecer en los ejes directrices de la vida de los LMC en Argentina.

Es necesario destacar la buena organización y la atención, hasta en los detalles pequeños, que brindaron los anfitriones. Más que brindar comodidades, abrieron sus corazones a los participantes venidos de Buenos Aires, Formosa, Tartagal, Jujuy y Mendoza. Un “DIEZ Felicitado” para ellos.

Para finalizar comparto, fuera de la formalidad, la visita al asentamiento 6 de enero, momento que iluminó el discernimiento de quienes quieren ser parte de la familia de la Consolata:

“El día sábado 21, tomamos un colectivo urbano hacia el barrio 9 de julio. A metros, por un camino ganado al monte, nos encontramos con las primeras casas. Tal vez las impresiones pueden ser diversas, pero algo es cierto, cada LMC se sintió identificado con la visita, ya que no se puede desoír las realidades que demandan el anuncio del evangelio. Después de caminar por las calles de aquella comunidad, que ha crecido notablemente en los últimos años, llegamos a la capilla “Divino Niño Jesús”; la comunidad, que hace algún tiempo celebraba la eucaristía bajo un tinglado, hoy lo puede hacer en un templo. Allí encontramos a Nicolás, María Eugenia y Darío, quienes hace algún tiempo se desempeñan como catequistas y animadores de IAM (Infancia y Adolescencia Misionera). Ellos aseguran que por la falta de recursos todo cuesta el doble, pero tienen la certeza del llamado de Dios entre los pobres, de llegar a los más alejados. Es notable ver el cariño que los niños les devuelven en cada gesto; se cambian dinámicas y encuentros por abrazos y gratitud escondida en sonrisas. El punto de cierre fue la celebración de la eucaristía, donde el amor, una vez más, se hizo Dios entre los hombres”.

Pablo Tansini lmc








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