En aquel momento los discípulos se acercaron a JESUS y le preguntaron: "¿Quién es el más grande en el Reino de los Cielos?”
JESUS llamó a un niñito, lo colocó en medio de sus discípulos y declaró: “En verdad les digo: si no cambian y no llegan a ser como niños, nunca entrarán en el Reino de los Cielos. El que se haga pequeño como este niño, ese será el más grande en el Reino de los Cielos. Y el que recibe en mi nombre a un niño como este, a mí me recibe”. (Mateo 18, 1-5)
Quizá en este día del niño podamos dedicar unos minutos a leer éste pasaje de la Santa Biblia.
JESÚS nos quiere niños, nos quiere limpios, sin manchas de odio, envidia, venganza, rencor. Porque el alma de un niño es toda luz y todo amor.
Y tenemos que ser niños.
Porque los niños siempre están en movimiento, jugando, divertidos, entusiasmados, sin importarle si al entorno le gusta poco o nada lo que hacen. Lo hacen porque les gusta y porque creen que es lo mejor que se puede hacer.
Por eso el Maestro nos quiere niños. Para que actuemos.
Recordemos esto cada vez que nos fijamos un objetivo en nuestro andar como laicos.
No olvidemos éstas palabras de JESUS cuando las cosas se pongan complicadas y pareciera que ningún esfuerzo tiene sentido.
Que este pasaje resuene en nuestra cabeza cuando intentemos bajar los brazos.
Porque somos laicos, porque no elegimos estar en esto sino que fuimos elegidos, porque como a un niño, nuestra Madre Consolata nos lleva de la mano y nos sujeta bien fuerte cada vez que parece que nos vamos a caer.
Feliz Día del Niño!!!
Con cariño, Adriana LMC (MartínCoronado)
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