Amar es bello, pero es más importante decirlo y mucho más profundo expresarlo de algún modo.
Para amar y que el otro lo sepa y sienta, es necesario partir del respeto por la libertad que toda persona tiene.
Libertad, fuerte palabra que abarca muchos detalles y momentos del ser humano; libertad que nada ni nadie puede opacar e inmovilizar, pues fue dada por Dios y por lo tanto es un don.
Don que nos debe guiar en el diario caminar, en todo quehacer, en las decisiones a tomar, acompañado siempre por el respeto al otro.
Para ustedes, gente hermosa, para los LMC, que son mi complejo vitamínico, les quiero hacer llegar la alegría de la Pascua, sí, sí sí, la ALEGRÍA, a la que debemos considerarla una virtud.
Al respecto, deseo compartir la frase de José Allamano:
Los quiero alegres; éste es el espíritu que yo quiero: siempre alegría, siempre caras alegres.
Muchachada de a bordo, no bajemos los brazos y confiemos al echar las redes... Dios hará lo suyo.
Los quiero mucho,
Esperanza,la abuela de los LMC.
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