¡Dios me ve!

Parecía que algo iba a fallar, pero la divina providencia siempre asiste al misionero que hace las cosas bien.
Crónica de un milagro cotidiano, de esos que pocas veces aparecen en los noticieros, pero que los hay, y a los que estamos llamados a ser protagonistas.




El pasado sábado 14 de agosto, el LMC Martín Coronado estuvo en uno de los barrios donde los novicios del Noviciado Ntra Sra de Guadalupe hacen catequesis.

Junto al P. Daniel y el novicio Luis, los nueve laicos llevamos leche y cacao para preparar una rica chocolatada, algunas cosas dulce, bolsitas con algunos regalitos, globos, cámara fotográficas, nuestro infaltable equipo de mate y muchas pero muchas ganas de pasar con los chicos un lindo momento.

El encuentro se realizó en un salón pequeño, sede de la Capilla Ntra Sra de Lourdes. Algunos acomodaron las sillas y prepararon las cosas necesarias para la misa y otros nos fuimos a la casa de Paola (vecina que tiene las puertas abiertas de su casa y de su corazón), catequista del lugar, a preparar la leche chocolatada, inflar mas de 50 globos y con Sergio que se maquilló y vistió porque, ¿no les dije? ¡Nuestro grupo tiene payaso oficial, de los de verdad!

En esa hermosa casa se mezclaban todos los sonidos: globos inflándose, alguien que revolvía una cacerola llena de leche con cacao y otros que se probaban pelucas blancas y pintura roja en la cara. Cada uno en lo suyo, entusiasmados pero un poco expectantes por cómo saldría todo.

"¡Son 11:05!", gritó Susana, y junto con Claudia salieron corriendo para cantar en la misa. "¡Atemos los globos!", dijo Elena. "¿Cómo los llevamos, a qué hora apago la cocina?", me decía Sergio mientras yo corría hacia la capilla y el se terminaba de pintar un ojo de rojo. "¿Estás seguro que después esa pintura te va a salir con agua y jabón?".

Que entusiasmo!!! Terminó la misa y comenzó lo que tanto esperábamos. Se los podía ver a los chicos y algunas mamás tan contentas como lo estábamos nosotros.

Repartimos hojas con lápices y tizas de colores para que pintaran; el payaso ya había llegado “tapado” por los globos y tirando papel picado. Llenamos vasos de chocolatada y servimos porciones de una rica torta de chocolate con dulce de leche y galletitas.

"Les damos los regalitos", dijo alguien... Todos los chicos alrededor de Susana con las manitos extendidas. Susana me miró y comprendí que ambas pensábamos lo mismo: "¿Y si no alcanzan los paquetitos?". Entonces le dije: "Su, acordate de la repartición de los panes... Dios nos va a ayudar".

Seguí sirviendo la leche y me desentendí del tema. ¡Por supuesto que alcanzó para todos! Es más, cuando el encuentro llegó a su fin encontramos dos mazos de cartas que estaban en una caja debajo de varias bolsas, entonces llamamos a una nena que no se había podido llevar uno y se las dimos.

Hoy, un poco más tranquila, abro el libro “Los quiero así” y me detengo en una página donde el Allamano nos cuenta que José Cafasso hizo muchos cartelitos que pegó por todas partes con la frase “¡Dios me ve!” y entonces me dí cuenta de algo. Era seguro que los paquetitos iban a alcanzar ¡Dios nos estaba mirando! ¡Qué bueno! ¡Cuanta felicidad toda junta y en un ratito! ¡¡¡Qué bueno!!!

El sábado próximo vamos a otro barrio con más de 35 chicos. Estoy ansiosa pero a la vez me invade una gran paz, ya lo tengo claro, todo va a salir bien. ¡Dios nos ve!

Pregunta del millón: ¿Creen que Él sonreirá cuando nos ve haciendo todo esto?

Adriana Rojas, lmc

1 comentarios: (+add yours?)

Marcos dijo...

Gente, ¡qué linda experiencia! Saludos desde Mendoza, y nos vemos en enero!
MARCOS

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