La vocación misionera, un don de Dios.

Llegan noticias de Pirané, con atraso en la publicación, pero llegan al fin.
Una linda reflexión acerca de la vocación misionera, a partir de San Pablo, para ponerle marco a las noticias cargadas de misión que llegan desde aquél lugar del norte argentino. Pasen y lean...


Según san Pablo, Dios da diferentes dones naturales y sobrenaturales, y el Espíritu Santo se adapta a la índole, a las fuerzas, a las capacidades de cada persona, para hacernos santos a todos. San Pablo enseña que cada uno de nosotros ha recibido un don de Dios (cf. I Cor 7,7). Para nosotros, ese don es la vocación misionera, que podremos valorar adecuadamente sólo en la vida eterna. ¿Rechazarlo, entonces, no significa nada? El Señor nos invita a un estado de perfección, nos ofrece un lugar específico en la Iglesia, nos demuestra su predilección: ¿podemos rechazar semejante don? ¿Les parece poco? Algunos podrían decir que se trata sólo de un consejo. Tal vez, pero ¿así apreciamos los consejos de Dios? Si San Francisco Javier hubiera rechazado este don de Dios, ¿qué sería hoy de él? Seguramente no habría llegado a la santidad.

¡Cuántas personas desorientadas espiritualmente hay en el mundo por haber rechazado el don de Dios!. ¡Ah, no, no creamos que le estamos haciendo un favor a Dios si respondemos a su llamado! Es Él quien nos hace a nosotros un gran regalo.

Hace poco más de un mes, precisamente el pasado 13 de marzo, en la parroquia Santa Rosa de Lima, de Pirané, se realizo la santa misa de envió de las catequistas y también el envío al p. Daniel Bertea, quien irá a cumplir su misión como misionero de la Consolata al África. La misa fue concelebrada por el p. Antonio, p. Luis Inverardi, y el p. Daniel, quien estuvo en Pirané acompañado de sus padres.

Que Dios y la Virgen Consolata lo bendigan e iluminen en su SÍ generoso al servicio del Evangelio, rogamos al beato Allamano lo proteja siempre.

Marisa Sosa, lmc.